En los negocios lo más importante es la publicidad para darlo a conocer y que nuestros clientes o posibles clientes se acerquen a nuestra empresa para solicitar información: es por ello que este renglón, debe de tomarse muy en serio.
Existen varias opciones para hacerlo, una de ellas y la mejor, es que sea de forma gratuita, por ejemplo publicitar blog, entre otros, como el envío de emails. También debo de nombrar las redes sociales
Ahora, hablaré sobre cómo empezar un nuevo negocio
Uno de los aspectos más estimulantes del mundo empresarial es empezar algo nuevo desde el interior de algo antiguo: lanzar una línea de productos o un servicio, por ejemplo, o entrar en un nuevo mercado global. No sólo es sumamente divertido, sino también una de las vías más provechosas de expansión.
Otra vía para crecer es, por supuesto, mediante fusiones y adquisiciones. Aquí se hablará de las empresas que crecen orgánicamente.
En lo que respecta a empezar algo nuevo desde una empresa establecida, es más fácil decirlo que hacerlo por una buena razón: requiere que los directivos actúen en contra de muchos de sus instintos más juiciosos.
Por ejemplo, pocos directores sienten el deseo imperioso de enviar a sus mejores empleados al otro lado del mundo para que funden una empresa industrial. Tampoco hay muchos que sientan la urgencia de dar una enorme libertad de acción a los nuevos negocios, sean nacionales o extranjeros.
No obstante, para que un nuevo negocio tenga posibilidades de éxito, es imprescindible concederle cierta libertad, gastar dinero en él, y apoyarlo con más palabras y durante más tiempo de lo que nos dicte la comodidad.
Gestionar el primer año de una nueva línea de productos de 50.000 dólares es más difícil que gestionar un negocio de 500 millones de dólares que lleva veinte años funcionando. Abrirse al mercado global es también un paso muy complejo. Tanto los nuevos negocios como las nuevas empresas globales tienen pocos clientes y escasas rutinas; tampoco existen mapas que señalen la ruta más rápida a la rentabilidad; por estos motivos, necesitan un tratamiento especial.
Y, con excesiva frecuencia, no lo consiguen.
Las empresas, a la hora de emprender un nuevo negocio, suelen cometer tres errores.
En primer lugar, no le dedican los recursos adecuados, sobre todo en lo referente al personal y a la publicidad, que es uno de los pilares de éxito de la empresa.
Segundo, no hablan lo suficiente de lo prometedor o lo importante que es el nuevo negocio. En realidad, en lugar de promocionar su potencial, tienden a ocultarlo y sumirlo en la discreción.
En tercer lugar, limitan la autonomía del nuevo negocio.
Todos estos errores son muy comprensibles. Empezar una nueva empresa, sea un sofisticado dispositivo de identificación, implica hacer una apuesta. La mayoría de las personas, de forma instintiva, se protegen de sus apuestas, incluso en el momento de hacerlas. Lo irónico es que esta protección puede provocar el fracaso del proyecto. Cuando se emprende algo nuevo, hay que ir por todo; jugar para no perder, y eso se logra con un a publicidad muy bien dirigida por profesionales.
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